I. La Revelación de la
TrinidaD.
1. “Abbá”.
Jesús
–el Hijo de Dios que vino al mundo– nos trajo una palabra nueva e inaudita para
invocar a Dios: la palabra “Abbá”, es decir, “Papá”.
En el idioma arameo que Jesús hablaba, la
palabra “Abbá” tenía su origen en el lenguaje de los niños más pequeños.
Los primeros balbuceos de un niño eran “abbá” e “immá”, es decir,
“papá” y “mamá”.
Este
modo de invocar a Dios no se encuentra en ninguna parte antes de la llegada de
Jesús. Ni siquiera se encuentra en el Antiguo Testamento, en el cual Dios
comienza a revelarse a la humanidad. Porque para la religiosidad judía era una
falta de respeto inaceptable dirigirse a Dios con una palabra tan sencilla e
infantil (De hecho, llamar a Dios como “Padre” en el Antiguo Testamento sucede
sólo 9 veces... y es con la palabra más formal: “Padre”).
Por eso, usar la palabra “Abbá” para invocar y designar a Dios, es una
novedad absoluta que nos trajo el Hijo de Dios. Profundicemos, entonces, un
poco más en lo que esta palabra significa.